Silencio







 

Abre los ojos un despertar falto de purgatorio y liturgia. Lánguido y súbito, un poquito de cada. Abre los ojos y respira un océano de calma inmensa que trae una mañana de azules etéreos, verdes cansados y rosas en rebelión. 


Abre los ojos y todo es silencio y oleaje manso. Abre los ojos y recibe la visita de un cielo de otro mundo que se ha acercado a asomarse a este meandro de paz y paredes silenciosas que remolonean pidiéndole cinco minutos más a un alba que hace horas que se ha ido, aunque se le siga intuyendo aquí, en alguna parte.




RRRRRRRRRRRRRRRGGGGGÑÑÑÑÑEEEIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIRRRRGGÑÑÑRRRRRRRR




Ha vuelto. 


El ruido. 


Me ha encontrado. 


El ruido.


Otra vez.


El puto ruido. 


Aquí también.


Rasga el cielo, venido de ninguna parte, rompiendo los vestigios del alba, haciendo pedazos el remanso de paz, retorciendo el despertar de los edificios, encogiendo la inmensidad hasta el tamaño de un taladro que perfora el cerebelo de toda la humanidad existente en estos retazos de despertar.


El ruido, que siempre vuelve. El ruido, que no le tiene miedo a nada. El ruido, que es invencible. El puto ruido. Joder. El putísimo ruido punzante y atroz. 


Pulverizado el cerebelo continúa la incisión y hace un puré del hipotálamo, una pasta sumisa y multicolor. Al final, el lóbulo frontal recibe la puntilla y se deshace como un castillo de barro. 


El ruido. Que no se detiene. El ruido. Que alguien lo pare o me arranco la cabeza. El ruido. Que alguien lo pare o me voy para siempre. Os lo prometo. El ruido. Que alguien lo pare o me vuelo la caverna de Platón y el pensamiento Aristotélico. El ruido. Que alguien lo pare o me termino. Os juro que me termino.


Vacío de cerebro los sentidos no responden y se apaga la luz de azules y verdes y rosas. Se evapora el cielo. Se paran los océanos. Se precipitan las paredes. Se abren los suelos. Se abren. 


El ruido. Que estalla, que empala, que tritura, que es permanente e imposible y lo quebranta todo. El ruido.


Que espera. 


¿Que espera?


Silencio. Un momento de. 


¿Qué os estaba contando?


Y vuelven los azules, los verdes y los rosas. Se condensa el cielo y se levantan las paredes sobre el suelo firme. Se asoma el océano. Pero esta vez con miedo. Todo con miedo. Todos con miedo. Sabiendo que está ahí fuera.


El ruido.



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