Oda a su último suspiro nuestro
Inhala los cielos en la mirada que nos desborda
horda de silencios entretejidos
al borde
de la enredadera del ahora
acorde de eterna sístole, exhala
al borde
de entre sus labios y acaricia los míos la distancia que se
acechan
nuestros
vértigos
valiente boca
de hambre
y dientes
y lenguas que bailan
al borde de todos los besos que hemos sido
al borde de todos los infiernos que se han ido
osados, entreabiertos a la virtud y el vicio de querernos incendiar
osados, entre latidos de viento y bendita vehemencia imaginar
qué bonita su cadera
palpitando
resonando
recordando
una revolución de saliva y flujo,
con todo lujo de detalles
y hacer que estalle
en este mar
de amarse
a pelo
y borrasca de sus antojos
qué bonitos sus ojos
teñidos de blanco
y bengala.
Inhala.
Exhala.
Su último suspiro nuestro.
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