Oda a la mente más brillante de nuestra generación

 




Oda a la mente más brillante de nuestra generación I


Me he dado cuenta de que, en su afán por publicar, hay medios de comunicación que basan su contenido en listados arbitrarios de temario disperso. Esto es, por ejemplo: top 100 películas que has de enseñar a tu perro, top 10 vestidos inspirados en las cortinas de la casa real, top 50 filósofos presocráticos. Y así sucesivamente. 


Hoy he dado con una publicación que se atrevía con las "mentes más brillantes de nuestra generación". Y, la verdad, yo creo que no han acertado mucho. Es más, en mi opinión se han dejado lo más importante: las mentes a las que yo he visto brillar. 



Oda a la mente más brillante de nuestra generación II


Haced el favor de prestar atención a esto: yo he tenido la suerte de cruzarme con personas que parecen un puto faro en mitad de la meseta central. Y lo que es mejor de todo, emborracharnos juntos en noches de asfalto y bar y alegoría. Qué manera de brillar. Que venían las calles a ver el esperpento de la amistad a prueba de humos y distancias aladas y "niño no se te ocurra juntarte con desconocidos".


Qué jodida manera de brillar. Y las cartas sobre la mesa, vientos eléctricos y la música invencible de la humanidad sinvergüenza. ¿Cómo no íbamos a arreglar el mundo? A ver. ¿Cómo no? Si aún queda cerveza y madrugada. 


Y lo que es peor. Si aún quedan ganas de entenderse y literatura y mundo obtuso y carretera cruzada y cine y genio y lo peor de todo, una generosidad tan inmensa que parece una jodida revolución. A ver. Si cuando digo personas me refiero sólo a uno y cómo brilla el muy cabrón. Como un puto faro en mitad de la meseta central. 


En Getafe, más concretamente. 



Oda a la mente más brillante de nuestra generación III

Oda a un amigo


Os pongo en situación: ciudadano de la capital Madrileña se desplaza a la localidad Getafense para celebrar el cumpleaños de un tipo al que no ha visto en su vida. Un tipo al que sólo conoce de los intrincamientos de una red social marabunta, una correspondencia noctámbula y una afinidad incomprensible.


Ocho años hace de esto. 

El resto es historia. 

Y una amistad como la copa de un pino.




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