Juramento






Te juro que pensé que aquel día nos estampábamos

te lo juro, Sergio,

que nos abríamos en canal

que nos reventábamos contra la mediana

que no veíamos un mañana 

ninguno de los tres

valientes a fuego inconscientes impávidos

a ciento sesenta y todos por la autovía del noroeste

armados de sueño y estiércol, ingrávidos

estúpidos

recién cumplidos los veintiuno    

a toda suerte de velocidad y desobediencia 

volviendo de Ortigueira a casa

a toda vanidad de Mareas y Extremos

y el viento jodido a nuestras espaldas

volviendo de Ortigueira a casa

después de un mes de vivir como mendigos 

como reyes

del camino

que es de todo menos recto

que es de todo menos llano

que es de azules de mares de picos de cielo de espanto y generosidad

que es de ciudades de madrugada y calles tregua y posibilidad

que es inmenso

el camino

que es de dos tiendas de campaña, tres sacos de dormir y asimetría 

que es de amanecer de risa y magenta

que es de nunca perecer

de gastar el dinero en gasolina y ya veremos cómo nos las apañamos para comer

dédalo y vasto

el camino

que es de nadie menos nuestro.


Yo te juro, Sergio, que pensé que ese día nos estampábamos

que nos partíamos la cara

que nos rompíamos los vientres

que nos calcinábamos el presente

y no nos quedaba futuro

que nos daban por muertos para siempre, Sergio,

te lo juro.


Y sin embargo

sobrevivimos

los tres

y te estampaste tú

sólo

casis seis años después

sólo

en una moto

sólo

valiente cabrón

que no te estampaste conmigo

con nosotros

y nos dejaste

solos

con toda esta pena

solos

con toda esta hemorragia

solos

sin saber cómo despedirte.



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