Seis de enero de dos mil veintidós




Se nos están terminando las navidades. Hoy, seis de enero de dos mil veintidós (una fecha que, honestamente, suena a embuste). Se nos están acabando. Las navidades.


Y no se terminan por falta de existencias, pienso. No se terminan con un "sold out" apoteósico y redentor. No. Las navidades, esta vez, se nos terminan por inercia. Por cansancio de los actores, por baja por enfermedad, por hartumbre general. Se nos esfuman, delante de nuestros ojos, porque no tenemos fuerzas para más. O algo parecido.


Y puede que con esto yo esté completamente equivocado. Claro. Puede que no sepa de lo que hablo. Y aún así, con todo, quiero aprovechar la oportunidad para deciros una cosa (los finales es que son momentos cojonudos para decir cosas):


Gracias a todos los que ponéis la bondad en la nochebuena. Gracias. Y a los que ponéis la felicidad en las felicitaciones. Ya sabéis. Gracias a los que ayudáis a cruzar la calle al año viejo. A los que le encontráis las novedades al año nuevo y le cambiáis los pañales si hace falta. Muchas gracias, de verdad.


Gracias de parte de los que no nos entendemos siempre con estas fechas (pero que todavía nos gusta ver cómo vosotros sí).


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