Miércoles, día del padre

 






Me voy a acordar siempre: 

Tendría algo así como ocho años y salíamos del coche para subir a casa. En ese momento yo intentaba explicarle que lo que nos acababa de decir no era cierto, que en el colegio nos lo habían enseñado al revés. Que estaba equivocado, segurísimo que lo estaba. Recuerdo perfectamente cómo se paró a pensarlo un momento. Un momento sólo. Y después nos miró a través de aquellas gafas de cariño inmenso (a la enana de seis años de mi hermana y a mí) y dijo: "tienes razón, Carlos; los adultos también nos equivocamos algunas veces".

Mi padre. 

Le faltó decir "tú también vas a poder seguir equivocándote toda la vida". 

Mi padre. 

Creo que en cierto modo fue lo que dijo.





Comentarios

Entradas populares